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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Yo no olvido al año viejo.

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Mentira. Sí lo suelo olvidar. Desde unos años para acá me he dado cuenta de que de hecho no tengo muy buena memoria. Por eso es que quizá guardo tanto chéchere, cositas que me recuerdan momentos que de otra forma no recordaría. Aún así me cacho de vez en cuando olvidando momentos que algún aroma random me trae de vuelta. Así las cosas. Pero este año no, panas. Este año no se olvida. La vida se montó como que en un riel de tren en bajada. Y de paso prendió el motor. Este año llegué a casa, para sacudir finalmente las alas. Este año me prepara para decir: nos vemos, mundo. Este año dormí por primera vez en mi hogar. Así que yo no olvido a este año viejo, que me ha dejado cosas muy buenas. Feliz año, mi gente. Y que la pizza esté con ustedes.

Los votos

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Me casé. Finalmente se me dio esto de unir mi vida la de otra persona la cual, por alguna razón que aún estoy buscando, ya se sentía unida a mí de todas formas. Gracias a la patria, pocas fueron las personas a las que pudimos invitar. Sin embargo, sentimos la presencia de gente de todas partes del mundo gracias a la tecnología que aún Venezuela nos permite.  Aún así, hubo algunos que no pudieron escuchar bien los votos, y me pidieron que los mostrara. Aquí están, los votos que me unen desde hoy y para siempre a una mujer sirena. Niña en el cielo endiamantado,  ojos de caleidoscopio niña del mar que me ama mi vida, Lucía.  Hoy forjamos en oro lo que el muro en ChinaTown nos predijo. Y para honrar tal unión, te hago estos votos y te prometo:  Que te cuidaré y amaré en las buenas y en las malas, y también en las peores; pero más importante: no olvidaré en las malas nuestros tiempos en las buenas. Seré el guardian de tus deseos y decisiones, tu cómplice de vida y aventuras,