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Mostrando entradas de 2015

Yo no olvido al año viejo.

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Mentira. Sí lo suelo olvidar. Desde unos años para acá me he dado cuenta de que de hecho no tengo muy buena memoria. Por eso es que quizá guardo tanto chéchere, cositas que me recuerdan momentos que de otra forma no recordaría. Aún así me cacho de vez en cuando olvidando momentos que algún aroma random me trae de vuelta. Así las cosas. Pero este año no, panas. Este año no se olvida. La vida se montó como que en un riel de tren en bajada. Y de paso prendió el motor. Este año llegué a casa, para sacudir finalmente las alas. Este año me prepara para decir: nos vemos, mundo. Este año dormí por primera vez en mi hogar. Así que yo no olvido a este año viejo, que me ha dejado cosas muy buenas. Feliz año, mi gente. Y que la pizza esté con ustedes.

Los votos

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Me casé. Finalmente se me dio esto de unir mi vida la de otra persona la cual, por alguna razón que aún estoy buscando, ya se sentía unida a mí de todas formas. Gracias a la patria, pocas fueron las personas a las que pudimos invitar. Sin embargo, sentimos la presencia de gente de todas partes del mundo gracias a la tecnología que aún Venezuela nos permite.  Aún así, hubo algunos que no pudieron escuchar bien los votos, y me pidieron que los mostrara. Aquí están, los votos que me unen desde hoy y para siempre a una mujer sirena. Niña en el cielo endiamantado,  ojos de caleidoscopio niña del mar que me ama mi vida, Lucía.  Hoy forjamos en oro lo que el muro en ChinaTown nos predijo. Y para honrar tal unión, te hago estos votos y te prometo:  Que te cuidaré y amaré en las buenas y en las malas, y también en las peores; pero más importante: no olvidaré en las malas nuestros tiempos en las buenas. Seré el guardian de tus deseos y decisiones, tu cómplice de vida y aventuras,

¿Por qué estoy vivo?

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Hoy me atracaron. Esto no es ni noticia ni sorpresa. Vivo en Venezuela y si aquí tienes cuerpo y respiras es probable que te hayan atracado (y si no, eres el próximo). El detalle no es ese. El detalle es que me atracaron estando jugando juegos de mesa en mi casa. Pero claro, esto tampoco es especial. En mi círculo cercano conozco al menos a dos a los que también han atracado en su casa (a uno hasta lo amarraron): en Venezuela la idea de que estás seguro en tu casa es una absoluta falacia, por lo que esto tampoco es sorpresa. La vaina es más complicada, porque me atracaron haciendo lo que me gusta más: estar en el lugar al que dediqué dos años de entero trabajo sin lucro, que ayudé a construir, y que ahora, florecido, apoyo cada que puedo para que siga en su labor de educar y ofrecer oportunidades de mejor futuro a cambio de sonrisas, de satisfación. Pero qué digo, de qué me quejo, la mayoría de las ONG han sufrido una suerte similar, o peor, pues han sido aplastadas directamente

Yo no entiendo de estas cosas

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Imagen de Eliecer Mantilla, Yahoo News Yo no entiendo de estas cosas, así que no me tomen la palabra. Sin embargo, recuerdo que hace un tiempo, antes de trabajar con el imperio, mi entonces jefa me invitó a una reunión para discutir algo de lo que no me acuerdo en este momento. Entrar en su oficina era encontrarse con el altar a VTV en su escritorio: imagenes de santos, indígenas, y minorías reivindicas por la revolución que a todos nos tiene mareados. Luego de dar las ordenes de rigor sobre el asunto no recordado, me empezó a explicar sobre la actitud ADECA. Me dijo que los adecos eran seres detestables, pero no porque el comandante presidente (decía mientras miraba su foto autografiada de Chávez) lo dijera. No. Eran detestables porque tenían el peor atributo que un ser humano puede tener: la incapacidad de asumir una culpa. Según ella, el adeco era conocido por nunca tener la culpa. Todo mal que pasara en su gobierno, era culpa de otro partido en su turno, un grupo de gente, o

Venezuela se lo pierde IV: Isa

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Arte de Isabel Faccini Podría decir que pocas personas combinan menos con el atraso que representa Venezuela. en toda materia. que Isa, y sin embargo, qué persona venezolana es. Isa es, sin duda, la persona más persona que conozco. Me hizo necesitar, en todo sentido, repensar el género neutro y destruyó en mí tantos valores preestablecidos, prejuicios morales y etiquetas, que rehizo, y a veces sigue rehaciendo mi forma de pensar ante algunos problemas muy actuales. No tiene ni idea de cuánto le agradezco todo lo descubierto en las muchas conversaciones que tuvimos.  Para Venezuela perder a Isa es perder discusiones vitales, un gusto genial y una mano que pareciera derramar luz y color sobre lo que dibuje. Parecía tener esa maldición/bendición de aquél personaje de Mushishi que da vida a lo que garabatea. Estoy seguro que aún sigue teniendo ese beta. Sin embargo, para su bien o para su mal, lo feo escapa de su persona y su creación. Es el kawaii verdadero. Así, con K y con

Venezuela se lo pierde III: César

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El viejito, aunque de viejo no tiene nada. Ni siquiera el cansancio propio de los viejos, como yo, que tengo 30 años y ya estoy retecansado. De hecho, pocas veces lo he visto dormir, a pesar de que estuvo conmigo en los viajes del barco, y fue uno de los fundadores iniciales del GOEN, y viajamos juntos a Caracas incontables veces por cosas de la embajada, o el barco, o quién sabe qué más. Menos veces lo he visto borracho (de hecho, ninguna vez), a pesar de que lo llaman Kanpai Senpai, por su infinita sed de los más variados licores. En Yamagata nos tocó hospedarnos en la misma casa, y la familia tuvo la decencia de preguntarnos qué es lo que más queríamos ver de Japón. Yo dije lo que saben, los templos. Él, el sake. Por su culpa terminé probando más tipos de sake de lo que podía contar, y no recuerdo con claridad un día entero de mi viaje por el norte de Japón. Pero él, nada. Completico. Seguía bebiendo incluso después de que recuperé la conciencia. De él depende mucho el GOEN, pue

Ya estuvo bueno

Ya, carajo. Ya. Que se lleven a Polar. Que la expropien. Que agarren al carajo que montó Dolar Today y le hagan la de los Bolton, que usen su piel para hacer banderas de Venezuela. Que ya terminen de joder a los guarimberos de Leopoldo, de Ceballos. Que los ahorquen y los entreguen azules a sus mujeres, y a las mujeres, que las amarren en el centro de los barrios para que haya igualdad emancipadora pa' ellas también. Que no quede ningún opositor vivo. Que nos agarren a todos y nos claven en cruces en la frontera, para que los bachaqueros vean lo que les puede pasar. Que no quede un medio que hable mal del gobierno, que diga tantas mentiras sobre el buen gobierno. Que declaren libres a todos los presos que no sean guarimberos, para que el pueblo verdadero ya esté en la calle. Que se lleven lo poco que nos queda, que ya no quede nada. Que cierren las fronteras, que cierren los aeropuertos, que cierren Venezuela con candado para que nadie venga a opinar que esto no es sino el mejor

Uno con el Wi-Fi

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Las clases de Latín y Griego eran todos los domingos en la mañana. Religiosamente, a las 8 de la mañana nos estaba levantando el olor a café. Arenas ya estaba por llegar. A sacar las fichas, las copias, repasar. ¿Hiciste la tarea? Marica, nos va a preguntar. De bolas que nos va a preguntar.  Pero esta vez no nos preguntó las declinaciones. Al llegar, el ya viejo maestro, con el desaliño de los iluminados, se sentó precupado por dos cosas. La primera, la muerte. Y nos preguntó al respecto. ¿Qué sentíamos? ¿Qué temíamos? Nos confesó que cuando él tenía nuestra edad no le prestaba mucha atención, pero que ahora sí, pensaba en eso, y se acercaba a Dios, por si las moscas. La segunda cuestión aún hoy nos reune a mí a los que en ese momento estudiábamos las lenguas muertas: ¿Dónde está el Wi-Fi? Al maestro le causaba gran consternación el asunto del internet, pero se le hacía fácil entender que la información pasara por un cable. Ahora, el Wi-Fi... ¿Dónde estaba? Hacía la pregunta

El Sr. Le Bloa, #CrónicasGimnásticas1

No es francés. Es maracucho, pero el padre de su padre de su padre sí era francés y se vino a Venezuela creyendo que el petróleo sí era oro negro. Con pico y pala, fue el primero en una larga cadena de fracasos y decepciones familiares que nos llevan al actual Dr. Le Bloa. Cirujano. Bien parecido. Alto. Un ojo medio perdido en el horizonte. A veces creo que lo está usando para fijarse en quién lo persigue. Sí, alguien lo persigue. Su fracaso... como vendedor de sartenes. Convencidos de que el joven Le Bloa sería quién rompiera la larga lista de fracasos de la familia, sus padres lo obligaron a ser médico y no seguir su sueño de ser vendedor de Tupperware. Lo triste de todo esto es que Le Bloa resultó ser un muy mal médico. Se dice que ha receteado agua oxigenada para curar la diabetes, e intentó alguna vez tratar la impotencia de un pobre señor (pobre, pobre señor) con un implante de gancho de ropa. La terrible reputación del Dr. Le Bloa lo llevó a un infortunio económico que lo

Predicciones 2015

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Respondiendo a las peticiones de mis muchos seguidores de los años en que fui un brujo (y no mucho un panda), que me piden que haga una lectura por la situación actual de Venezuela hoy 19 de febrero, tendré que hacer las lecturas de las actuales energías del país, usando todo mi conocimiento en esoterismo y enmarcarlo en el contexto de tensión nacional. Creo apropiado entonces, hacer una lectura del Tarot.  Comienzo. Para empezar la consulta corto la baraja así: Por ti. Por tu casa. Por lo que esperas. (tucutucutú) Verga. Nos jodieron. - ¿Cómo nos jodieron? Nos dijeron: Lo pongo pa'rriba, lo pongo pa'bajo, lo pongo de la'o, lo dejo enreda'o, cabeza pa'rriba, cabeza pa'bajo, lo pongo de la'o, lo dejo amarra'o. Y si está con Ledezma MMMMM, lo sacó de ahí.  Y así. 

Canciones rotas

Esta mariquera, chico. Una mariquera que te puede pasar a vos (porque te va a pasar a vos) y me va a seguir pasando a mí. La soberana mariquera de que a uno se le rompa una canción: el proceso odioso en que una canción se le pega con chicle a un momento, a una persona, a una sensación, y este momento, persona o sensación se cae al suelo y PLAF, se rompe toda vaina.  Y puede que no pase. Puede que hayan canciones de goma, que reboten y sigan su camino. 3 años después la escuchas y ahí está rebotando, normalita. Pero hay otra que no las salva nada. Que incluso 4 años después las revisas y re cortan los filos de los pedazos rotos. No hay pegaloca que sirva. Esa canción se jodió. Y no, definitivamente, no son los mangos.  Por estas razones, y otras más estúpidas, trato de no pegarle canciones ya a las personas, porque se me han jodido un revergueral de canciones. Rotas, desparramadas, estrelladas en el asfalto y en necesidad de cal. ¿Y qué hacer? Nada. Borrar 16 gigas de cancione

Yamagata 2, la nieve

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Apenas nos bajaron del aeropuerto nos metieron en un autobús. Estuvimos un par de horas, al menos, sentados, pegados a la ventana, mientras llegábamos a nuestro destino, del que les contaré en otra ocasión. Lo que no sabe nadie, ni ella, fue que, viendo la nieve, ella al lado, fue que pasó. La blancura a la que no se le puede mentir, y ella, del mismo color, hacían un algoritmo del que aún soy presa. Ya hoy son 3 años. Sin pendejadas. 3 años. Que se celebran como dos. 

Yamagata 1, el toddy, el abuelo y el meñique

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Hace unos 3 años viví dos meses en un barco. Antes de eso, el programa que me llevó a vivir esta experiencia me llevó a vivir dos días en Yamagata, una provincia al norte de Japón, para sentir lo que era un día en una familia más o menos típica de la zona. Por dos días, mi compañero, Cesar, y yo, tuvimos un papá, un mamá, una abuela, un tío, un hermano mayor, un hermano menor llamado Shimon - el cual constantemente recalcaron el parecido con el libertador de Venezuela - y un abuelo muy especial.  La primera noche fue tratar de conocernos. Tratar, porque para esa altura nuestro japonés apenas y alcanzaba a comunicarnos. El poco inglés de ellos, y el poco japonés de nosotros, alcanzó para intercambiar regalos de apreciación, por la visita y por el hospedaje. Nosotros le dimos chocolates, productos de nuestra tierra (cuando se conseguían...) y Toddy. Este último fue un particular éxito: a Shimon, el libertador, le encantó.  kurisuto benudito kesu esu esuta bebida de kamisesesu

La máquina del tiempo

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Saliendo del colegio, César, un pana, me propone ir a Mc Donalds. Reviso mi cartera, casi dos mil bolívares, acepto. Llegamos, veo los precios. Carajo, subieron.  - Loco, ta' caro. ¿150 por papitas grandes? - ¿No te habías dado cuenta? Subieron desde la semana pasada. - Vertale... bueno, me comeré unas papitas, porque si como otra cosa no me alcanza pa' las pizzas esta noche. - ¿Vais a comer pizza esta noche? ¿A donde? - A que Milqui. - ¿Milqui? - Sí loco. Pizza a mil quinientos bolos. - ¿Y son buenas? - Uff. Voy con una amiga... - Ay... papá... ¿Y la novia? - Bien... gracias... - ¿Fuiste a comer Pizza? - Sí, pero taban caras. ¿Vamos a comer Mc papas TE EME? - Sí, dale. Pero yo voy a comer helado. - ¿Sundae? Yo capaz también me anoto a ese plan. - ¿Sí? Pero o son papitas o es el helado... recuerda la dieta... - Key, yo no voy a engordar más que esto... - Vertale, creo que no me alcanza. ¿Cuánto tienes? - Como cinco mil bolos. - Ah bueno

No quiero que esto sea un Venezuela Se Lo Pierde...

Conozco pocas personas más trabajadoras y que ha hecho más por la ciudad que mi profesor de japonés. La mitad de los que me siguen en Facebook, sean de Maracaibo o no, saben de quién hablo. Sensei Yamada Shigeki, extranjero, ha vivido acá más de la mitad de su vida. Le dio hijos a Venezuela, le dio trabajos a venezolanos y le dio su vida laboral. Lo más importante, creo, es que sembró la semilla que hoy es el creciente GOEN Maracaibo, y que seguramente seguirá creciendo.  Hoy no le quisieron vender productos básicos en el supermercado porque es extranjero. Porque no nació acá. Porque para los imbéciles que nos gobiernan, y los más imbéciles que los siguen y votan por ellos, esta gente es la culpable del "Bachaqueo". No, los culpables no están en la frontera, no es la torpeza de los Bartolos que tenemos por militares "cuidando" la frontera. No. Es de los extranjeros. Estos, que ayudaron a construir la Venezuela en la que vives, la que están destruyendo, de la qu