¿Por qué estoy vivo?
Hoy me atracaron. Esto no es ni noticia ni sorpresa. Vivo en Venezuela y si aquí tienes cuerpo y respiras es probable que te hayan atracado (y si no, eres el próximo). El detalle no es ese. El detalle es que me atracaron estando jugando juegos de mesa en mi casa. Pero claro, esto tampoco es especial. En mi círculo cercano conozco al menos a dos a los que también han atracado en su casa (a uno hasta lo amarraron): en Venezuela la idea de que estás seguro en tu casa es una absoluta falacia, por lo que esto tampoco es sorpresa. La vaina es más complicada, porque me atracaron haciendo lo que me gusta más: estar en el lugar al que dediqué dos años de entero trabajo sin lucro, que ayudé a construir, y que ahora, florecido, apoyo cada que puedo para que siga en su labor de educar y ofrecer oportunidades de mejor futuro a cambio de sonrisas, de satisfación. Pero qué digo, de qué me quejo, la mayoría de las ONG han sufrido una suerte similar, o peor, pues han sido aplastadas directamente