Venezuela se lo pierde II: Vicky
No es flojera, ni falta de tiempo. Es uno de estos temas que se te quedan en la cola esperando a que les des su parte de merecida atención, pero no hay la que merecen.
No es falta de amor. Es exceso de otra cosa.
Por lo que hablemos de los panes. El queso de mano en los panes que tienen papitas que no son papitas porque están hechas de yuka, los chinos y sus vainas, pero la mejor salsa eran, bueno, las carcajadas y los cuentos que quedaban en la mesa de plástico. Y ya no puedo comer eso.
Por lo que hablemos mejor de los sapos. Encontrase un sapo en una sala es peligroso, o empatarse con uno, tanto peor. Pero no peor que empatarse con un muñequito de plástico para estrenar la galleta que practica el ser comentarista de su propia porno. Menos mal que vinieron luces de Barcelona, con el tumbao de una escoba que no se cayó, a salvar la poca patria, y darle alas. Y ya no están en esta pobre pantomima de patria. Así que pa qué.
Por lo que hablemos de películas, que sé muy poco de películas, pero lo que sé me las enseñó todas en una tarde, porque para mí todas las películas son Casablanca, y son esa tarde, y son con ella. Que ya está en Argentina, y ya no está acá, pero mira, le va bien, a pesar de tanta japonesa en un espacio tan pequeño.
Un trebol de cuatro hojas, el poder de las cosas pequeñas, como ella, que se meten entre los agujeros que uno deja en las manos entrecerradas para que nadie entre en el pecho. Los viajes a la Coromoto y de vuelta, tantos, la 1 como autopista de las confesiones, secretos, e historias que nadie más sabe, y ya nadie más sabrá.
Bah.
Pa' qué extrañerte, amor. Eres demasiado Flogging Molly para esto. Pero insististe en saber en este espacio lo que ya sabes: hay menos Vicky en Maracaibo, pero Maracaibo sabía que esto sería así. No habrá encendido que la vuelva a iluminar como tú.
Venezuela se lo pierde. Y yo también .
Ojos aguarapados en un santiamén :(
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