La (media) vuelta al mundo en 6 días


Cuando me dieron el trabajo en Vietnam, la primera preocupación fue el por dónde nos iban a traer hasta acá. Yo no tengo visa para entrar en Estados Unidos desde los años de Adán, y aplicar a una visa en Venezuela se estaba haciendo ridículamente difícil, como se puede ver en el diagrama de uno de los pasos iniciales antes de llenar la planilla en la figura a la derecha. 


Pero claro, a pesar de comunicarle esto a Vietnam, ellos preferían pasarnos por EEUU. Era más barato, y habían harto más vuelos. Así que decidimos intentar aplicar a la Visa de tránsito, que debía ser más fácil ya que comunicaba la expresa intención de no quedarme en suelo Norte Americano, sino de ir a otro lugar en donde ya tenía contrato firmado y carta de aceptación y bla. Nada, la embajada de EEUU trató mi caso como una Visa de turista, primera vez, con todas las dificultades que eso implica. Todo, después de haber pagado la tarifa. 70000 bolos que no veremos jamás, porque por si todavía hay alguien que no lo sepa, el problema de la visa americana es que no hay citas para las muy necesarias entrevistas, porque la cancillería Venezolana no da visas para los diplomáticos americanos, porque vieron la serie Narcos en Netflix una tarde de chill y dijeron "la pinga, después nos meten agentes de la CIA y nooo que va".


Total que Vietnam al ver que no nos dan cita para la visa, deciden buscar otro pasaje barato. Y lo encuentra: un pasaje Caracas, Lima, Sao Paulo, Addis Ababa, Kuala Lumpur, Ho Chi Minh. Sí, 6 aeropuertos. Y cuenten que pa llegar a Caracas tenía que salir de La Chinita.

Qué bonito estar vivo. Nada, aceptamos. Y comenzamos la travesía el 26 de Junio del 2016. Hicimos la triste despedida en la Chinita que pa qué voy a contar si es repetida, y comenzamos nuestro tour por aeropuertos del mundo.

Maracaibo-Caracas fue sin problemas, excepto por el horrible calor de los aires en racionamiento. Caracas fue, sorpresivamente, más civilizado. Tenía papel, servicio, internet, aire, y buena atención a donde fuéramos. Claro, cabe destacar que estuvimos todo el tiempo en el terminal internacional.

Nuestro vuelo no solo salió sin retraso, sino que salió adelantado. Llegamos a Lima con tiempo extra. Algo afortunado, porque en Lima era nuestra estadía más corta: tan solo tendríamos una hora para abordar el siguiente vuelo. El aeropuerto Jorge Chávez nos recibió como siempre, amable y ordenado, y con un doloroso olor al mejor pollo a la brasa del mundo. Lo sabemos porque ya estuvimos ahí y lo probamos.

El vuelo, de nuevo, sin problemas, lo que nos dejó hablando muy bien de Avianca, aerolínea que nos llevó a Sao Paulo. Llegamos a GRU sin problemas. (jiji, GRU) Pero resultó ser un aeropuerto muy aburrido para pasar 20 horas, lo que tardaba en salir nuestro vuelo a África. Nada, nos recorrimos el aeropuerto, nos conectamos en Starbucks, internet, internet, internet. Hasta que finalmente se hizo la hora de abordar. Pero no abordamos.

Cancelaron el vuelo a última hora. Pero yo, con la certeza de que nos estábamos en Venezuela tuve esperanza y esperé por que nos dieran instrucciones.

Efectivamente, la falta de venezolanidad nos llevó a quedarnos en un hotel, con las comidas incluidas, todo cubierto por la aerolínea Ethiopian, la cual nos conectó los vuelos hasta Vietnam, sin problema.

Disfrutamos de una cama, que nos hacía falta. Y un baño, y servicio de hotel. No quisimos recorrer Sao Paulo porque preferíamos descansar.

Llega de nuevo el día del vuelo, a su respectiva hora, y sale con unas horas de retraso, cosa que no nos afecta demasiado, porque nuestra estadía en Etiopía era larga.

Llegamos sin problemas a Etiopía, a un aeropuerto pequeño, y en desarrollo. Estaba como siendo construido, y el pasillo que estaba activo era un caldo humano. Había gente de TODAS las culturas. Una propaganda de Benneton en masa. Ahí comimos (sí, tenía que comer en Etiopía) y descubrí que tenían mejor y más servicios que Venezuela. Ahí lo dejo.
Nuestro vuelo a Kuala Lumpur sale a tiempo, y transcurre sin problema.

Ya en Kuala Lumpur, un mensaje al correo me avisa que ahora tenía la posibilidad de pedir una cita para la visa, que me saldría la siguiente semana.



Obviamos por completo el mensaje. Y disfrutamos de uno de los aeropuertos más sorprendentes que hemos visto. Los techos, completamente cubiertos de celdas solares, le daban energía a todo el complejo. El diseño era una vaina del futuro. Los servicios, ni hablar. Ya habíamos cruzado la frontera y llegamos al futuro.


Pero no estaríamos en ese aeropuerto mucho tiempo. En cuestión de una media hora pasaríamos a la puerta, abordaríamos y nos iríamos a nuestro nuevo hogar: Vietnam.

Después de los respectivos chequeos, la expectativa de entrar en un país comunista nos llenaba de dudas. Para nuestra sorpresa, el proceso de obtener la visa en la entrada fue sin preguntas. Vieron los papeles, pidieron el dinero, dieron la visa. Cambiamos dinero, y comenzaron las sorpresas por la maravilla del aeropuerto. Comparable con el Jorge Chávez, un aeropuerto lleno de buen servicio y tecnología, y de comercio vivo y enérgico.

Las puertas se abrieron, y el clima de Vietnam nos dio una cachetada. Hola, el mismo clima de Maracaibo, calor húmedo que te hace sudar por cualquier cosa.

Y ahí dijimos Good Morning, Vietnam, aunque fuera de noche.


Valoración de aeropuertos:

1) Kuala Lumpur
2) Lima
3) Ho Chi Minh
4) Sao Paulo
5) Addis Ababa
6) Caracas
7) Maracaibo  -   Prendan esos marditos aires.

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