Mi querencia III: Profe.
Desde que la profe me amarró los zapatos por vez primera supe que esa mujer debía tener un acceso sobrenatural a todo el conocimiento del mundo conocido y por conocer. Crecí y me di cuenta, en mi adolescencia, que existen profesores malos, y luego conocí a los piratas; pero siempre hubo una que otra Nílibe, o Mario, o Vilchez que en la universidad me volvieron a amarrar los zapatos y mira, sí, ese acceso al universo del conocimiento que, qué loco, sí tienen.
Cuando elegí estudiar letras en la universidad fue porque quería ser escritor. Un cuento que todo el mundo me aplaudió cuando chiquito me hizo creer la mentira de que yo podía ser un escritor fantástico. Afortunadamente me di cuenta a tiempo que nada que ver. Que no tenía chance más que de contar buenos cuentos y amarrar con teipe una que otra frase.
El problema es que me di cuenta de esto ya cuando estaba en letras. Ya estando adentro, si no voy a ser escritor ¿qué carrizo iba a ser?
Un par de años vacacionales me dejaron frente a la puerta que al final atravesé. Educación. Amarrarle los zapatos a otro. ¿Yo? Pero si yo no tengo ese poder mágico, sobrenatural, de saberlo todo...
Además, ser profesor de universidad, como quería mi madre que fuera, es demasiado para mí. A ese escalón laboral tienen acceso solo los más privilegiados. La paga es maravillosa, sí, pero ajá.
Así era, así fue. Para más prueba mi suegro, que con ser profesor logró todo lo que yo quisiera.
Hoy soy profesor - bibliotecario en una escuela. Un alumno me dejó una carta de agradecimiento por enseñarle:
I like what I like because of you.
I study what I study because of you.
I write how I write because of you.
I guess I have to say you are SUGOI NAAA
Comprendo ahora que no tengo ningún conocimiento sobrenatural ni acceso loco. Apenas soy una vía de tránsito, y un conector. Pero eso es maravilloso. Soy el conector que le da a la inmortalidad a la humanidad.
La Venezuela de hoy no me deja ni soñar con tener lo que lograban los profesores de hace años. Pero al menos me llevo que sí, que le amarré los zapatos a otro, y que se abrió la puerta del conocimiento que no tengo, pero que comparto.
Y miren cómo no se muere Simón Díaz, ve.
Si lograste eso, quiere decir tienes ese toque sobrenatural para inspirar o como dices: "amarrar los cordones" a otro.
ResponderEliminarCreo que los mejores profesores, son los que tienen ese talento.
Por suerte vos lo tenéis de sobra.
Que hablais
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