2014... tú, hijo de la gran...
Chico, se fue. El muy mal nacido se fue sin dejar el regalo que prometió. Porque el bastardo nos dijo, cuando venía llegando, que nos iba a dar algo. Nos guanipeó el muy maldito. Nos dejó como cuando nos dicen que nos van a anunciar algo y no nos anuncian nada. Fue un foreplay tan largo que las ganas se asoparon. Se volvieron sopa. Cremita. Una reducción a fuego lento de guarimba. Pero nada, uno se las arregla para hacer la felicidad, porque se construye, a punta de cartón, si eres Venezolano.
Este año he pasado a otra vida. Dejé de trabajar con los chavistas, o con el gobierno en general (porque si bien antes no eran los chavistas, eran los de UNT, que son lo mismo, pero con otra pintura); y ahora trabajo con el imperio. Sufro los debacles pertinentes al maltrato de los desconsiderados gringos: buen sueldo, beneficios, seguros y más seguros, bonos, buenos tratos, y un ambiente de trabajo cómodo. Cómo me odia el imperio.
Pero sigo aquí en Venezuela, por lo que me está tocando, de nuevo, pasar un año nuevo con menos, cada vez menos, familia. Elegida o no. Si no los matan, se van.
Este año, de la familia que me tocó al nacer, mi madre, como siempre, ha estado ahí. Se ha convertido en compañera de trabajo, porque ya amiga y madre era; si no es por ella, no hubiese logrado llegar sin infartos a diciembre.
De la familia que escogí, carajo. Ya se siente, ¿no? Como ya no somos los panas de unos panas que salen a veces y le avisan a este pana y tal. Ya no. Ya algunos se van a casar, pronto vendrán los bebés, otros se mudaron juntos, otros buscan la casa, otros se fueron juntos del país; hablamos de política, de deudas, de bancos, y de joder a Natalia, porque la adoramos, con locura. Ya somos, pues esto, una familia escogida, y a pocas horas de pasarla con ustedes, así sea por el celular o en casa de Lord Guaji, me da paz saber que están ahí como siempre han estado. Como siempre, ahora sé, estarán. Los que están acá, Arthas, Alejo, Marly, Andrea, Guaji, Steph, Vane, Nati, Luci, Isa, Mau; qué bueno que siguen aquí, me dan vida. Pero ya está bueno. Agarren camino. Vicky, Napo, Luismi, Val, qué bueno que se fueron, pero cómo hace falta la familia.
Se fue el año, chico. Y ustedes son lo que queda. Lo que no anunció el año. Lo que sin trolear les digo, dan sentido a toda vaina.
Feliz año, este sí. 2015. Aunque según Pipo, coño, que lo sobrevivamos ya será suficientemente feliz.
A unidas fuerzas, podemos.
Un abrazo.
Este año he pasado a otra vida. Dejé de trabajar con los chavistas, o con el gobierno en general (porque si bien antes no eran los chavistas, eran los de UNT, que son lo mismo, pero con otra pintura); y ahora trabajo con el imperio. Sufro los debacles pertinentes al maltrato de los desconsiderados gringos: buen sueldo, beneficios, seguros y más seguros, bonos, buenos tratos, y un ambiente de trabajo cómodo. Cómo me odia el imperio.
Pero sigo aquí en Venezuela, por lo que me está tocando, de nuevo, pasar un año nuevo con menos, cada vez menos, familia. Elegida o no. Si no los matan, se van.
Este año, de la familia que me tocó al nacer, mi madre, como siempre, ha estado ahí. Se ha convertido en compañera de trabajo, porque ya amiga y madre era; si no es por ella, no hubiese logrado llegar sin infartos a diciembre.
De la familia que escogí, carajo. Ya se siente, ¿no? Como ya no somos los panas de unos panas que salen a veces y le avisan a este pana y tal. Ya no. Ya algunos se van a casar, pronto vendrán los bebés, otros se mudaron juntos, otros buscan la casa, otros se fueron juntos del país; hablamos de política, de deudas, de bancos, y de joder a Natalia, porque la adoramos, con locura. Ya somos, pues esto, una familia escogida, y a pocas horas de pasarla con ustedes, así sea por el celular o en casa de Lord Guaji, me da paz saber que están ahí como siempre han estado. Como siempre, ahora sé, estarán. Los que están acá, Arthas, Alejo, Marly, Andrea, Guaji, Steph, Vane, Nati, Luci, Isa, Mau; qué bueno que siguen aquí, me dan vida. Pero ya está bueno. Agarren camino. Vicky, Napo, Luismi, Val, qué bueno que se fueron, pero cómo hace falta la familia.
Se fue el año, chico. Y ustedes son lo que queda. Lo que no anunció el año. Lo que sin trolear les digo, dan sentido a toda vaina.
Feliz año, este sí. 2015. Aunque según Pipo, coño, que lo sobrevivamos ya será suficientemente feliz.
A unidas fuerzas, podemos.
Un abrazo.
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