Uno con el Wi-Fi





Las clases de Latín y Griego eran todos los domingos en la mañana. Religiosamente, a las 8 de la mañana nos estaba levantando el olor a café. Arenas ya estaba por llegar. A sacar las fichas, las copias, repasar. ¿Hiciste la tarea? Marica, nos va a preguntar. De bolas que nos va a preguntar.  Pero esta vez no nos preguntó las declinaciones. Al llegar, el ya viejo maestro, con el desaliño de los iluminados, se sentó precupado por dos cosas. La primera, la muerte. Y nos preguntó al respecto. ¿Qué sentíamos? ¿Qué temíamos? Nos confesó que cuando él tenía nuestra edad no le prestaba mucha atención, pero que ahora sí, pensaba en eso, y se acercaba a Dios, por si las moscas. La segunda cuestión aún hoy nos reune a mí a los que en ese momento estudiábamos las lenguas muertas: ¿Dónde está el Wi-Fi?

Al maestro le causaba gran consternación el asunto del internet, pero se le hacía fácil entender que la información pasara por un cable. Ahora, el Wi-Fi... ¿Dónde estaba? Hacía la pregunta, preocupadísimo, mientras movía las manos en el aire. ¿Acaso está aquí? ¿Aquí? ¿Aquí? Repetía, mientras trataba de atrapar algo invisible.

No pudimos mantener la seriedad. Cagados de la risa, le explicamos. Y él parecía contento, entendiendo la etereidad del asunto, relacionándolo quisá con qué cosa, qué aspecto de la literatura que acaso se parece, que está ahí, ahí, y no la puedes tocar.

Hoy, ya no está con nosotros. Arenas ya se fue, y ya no pedirá una galletica de trampa. Me siente, porque esa misma mañana al terminar la clase me recomendó, a mí, que apenas comenzaba con el japonés, que diera clases de esa lengua, que si no sabía suficiente, que las diera gratis, que así se comenzaba. Que compartiera siempre lo que sabía...

Años después, cada mañana del domingo, y otros días, el GOEN Maracaibo da clases de Japonés, que comenzaron siendo gratuitas en la biblioteca del estado, a sugerencia de este maestro, que ya no está. No supo él nunca qué tanto formó en mi vida. Qué tanto la construyó.

Adios, profesor. Ya, ahora, es uno con el Wi-Fi. Seguro que lo entiende mejor que yo. Como todo.



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