Mi querencia I

No sé si este es el primer recuerdo que tengo que es así, tricolor. Pero es el que me viene a la cabeza ahora. Advierto que para poder contarlo tuve que pegarlo con cartón. Es un recuerdo roto.

Mi madre me regaña por mirar al suelo mientras camino. Un día de estos voy a terminar por estrellarme contra un poste, como varias veces lo hice después. Pero en ese día no. En ese día caminábamos al carro, el cual tardó en arrancar. Entonces me parecía infinito, el espacio de la parte trasera, en donde iba solo. Me estiraba, acostado, y mis pies no alcanzaban la puerta. Miraba al cielo a través de la ventana, interrumpido de vez en cuando por un poste y sus cables, o por el techo de un puente en la autopista. Cruzaríamos el puente sobre el lago. Creo que es primera vez que lo veo.

Lucero de la mañana.

Se hace de día y la luz atraviesa un lago que, mira mamá, tantos barcos. Tantos barcos.

Tardamos una eternidad de 30 minutos en cruzar el puente, que le da a mi mamá tiempo para cantar esa gaita que ya se saben. En ese entonces imaginaba el cuello estirándose largo, largo, y enredarse en sí mismo para hacer el famoso nudo en la garganta. Hoy, escribiendo, ya lo entiedo, clarito.

Llegamos a nuestro destino. Un lugar donde venden parrilla, y yo tomaba leche (así, a gusto). Todo en el lugar está hecho de madera y el olor a carnes asadas es embriagante.  En el resturante hay una especie de zoológico con loritos y guacamayos. No sé si habían otros. Recuerdo los guacamayos especialmente porque estaba viendo uno cuando sonó la fulana canción. Mi querencia. Lucero de la mañana. Préstame tu claridad. Alumbrarle los pasos. Al que se va.

No entendí. Pero sonaba triste. ¿Por qué estaba triste el tío Simón? (Ya para ese entonces reconocía al tío Simón como tío de todo el mundo) ¿Quién se va, mamá?

Nadie, nadie se va. ¿Quién se va a ir? ¿Cómo se va a ir quien todo lo tiene? Esta carne, este queso. Muchacho, habrá que pedir que la pongan pa' llevar.

Ay, Venezuela. Dile al lucero del alba que te vuelva a regresar.



Comentarios

  1. Perro, me haces llorar y aun ni tengo como irme, pero es que es asi... Ese pais ya no existe. Nos lo movieron y ahora es q caemos en cuenta

    ResponderEliminar
  2. La ultima frase me aguarapo los ojos!
    Todos esperamos ese momento en el que esa Venezuela que conocimos, regrese.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Venezuela se lo pierde: El Panda - Por Rafael Polanco

Nuevo blog

La (media) vuelta al mundo en 6 días