Pandaventuras: En camino a Vietnam
En camino a Vietnam: Sao Paulo
Pisar la línea que marcaba la salida del
espacio nacional de Venezuela en el aeropuerto fue una especie de hito, aunque
aún Lucía se queja por lo rápido y poco ceremonial que yo lo hice: simplemente
di el paso. Ya afuera hemos estado más sensibles a las diferencias. Los tratos
más distintos – más amables, porque los Venezolanos ahorita tenemos
dificultades siéndolo – los acentos y ya aquí en Sao Paulo, las lenguas.
Empiezo a recordar a los americanos que
trabajan en la Escuela Bella Vista, cuando salían conmigo en Maracaibo, y
martillaban su español para hacerse entender y mira, sobrevivir. Así me ha
tocado con el portugués que, afortunadamente, se parece lo suficiente al
español como para yo hacerme entender, como un perfecto idiota, pero hemos
comido.
Hasta pudimos salvarnos de la
evangelización repentina de un aficionado de Pare de Sufrir – no estoy jodiendo
– con un EU NO FALAR PORTUGUES. Parar de sufrir, bueno. Para eso estamos
saliendo de Venezuela ya.
Algo que me llama la atención de este
aeropuerto – en realidad de todos, pero de este más porque no entiendo a la
gente cuando habla – es el mar de caras que fluye y marea. Un millar de
historias que andan cargando cajas. Vidas en movimiento y tránsito. Como la
nuestra. ¿Cuáles serán sus historias? ¿Cuántos de ellos estarán en el mismo
avión que nosotros a Etiopía? Justo cuando escribo esto, la voz de unos
argentinos hablan de un vuelo a Etiopía. Quién sabe si el mismo que nosotros.
Aparentemente la ciudad africana de Addis Ababa es un punto de conexiones
importante.
Ya veremos.
Es Addis Abeba :)
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